Para comenzar este apartado es necesario tener en cuenta que éstas entradas, que han sido realizado a partir de un estudio y análisis bibliográfico, trata diversos casos y por lo tanto, sería requerido hacer una diferenciación entre los espacios protegidos desarrollados en zonas habitadas por indígenas y los que no. No se trata de una diferenciación personal, sino que pienso que responde a las diferencias que se han observado en el trato y en los procesos, causa muchas veces de la visión occidental de superioridad hacia las poblaciones llamadas primitivas, que serían los indígenas, los cuales en muchos casos se han visto despojados de sus derechos, aunque también ocurra con las poblaciones locales de otros lugares.
Comenzaré con las implicaciones que ha supuesto la construcción y delimitación de espacios protegidos en zonas habitadas hasta el momento por indígenas.
En muchos casos, estas delimitaciones han comportado el destierro de las poblaciones indígenas en reservas apartadas (Alarcón-Chaires 2002). Este hecho implica pues, que estos personas son expulsadas de su habitat, de la zona donde siempre han viviendo y donde seguramente sus antepasados llevan muchos años viviendo y relacionándose con el medio. Se ven expulsados del territorio que les permitía la realización de las actividades agrícolas, caza, pesca y recolección dependiente del contexto del que hablamos, y que por tanto, ven mermadas sus posibilidades de apropiación de la naturaleza dentro de los límites de tierra comunales los que se les permite acceder -si es que se les permite-. A esto hay que añadir la cuestión de la reserva donde son enviados. En muchos casos se ha podido ver cómo estas zonas son ridículamente comparables con las tierras que les han quitado (comprado, intercambiado, engañado ...).
Se trata de zonas donde las condiciones climáticas o ambientales a veces no tienen nada que ver con las tradicionales, donde se han visto trasladados con los cambios que supone (ríos, montañas, tipo de vegetación, flora y fauna en general) y ven como en los casos que se les permite entrar en las zonas protegidas, se les permite con una serie de limitaciones que a veces son irrisorias en relación con sus prácticas tradicionales.
Creo que es muy representativo el ejemplo que nos da Alarcón-Chaires (2002) donde nos muestra como las posibilidades actuales de apropiación de la naturaleza dentro de los límites de los Cucapá se resumen en la pesca a una pequeña porción del río Hardy y en la laguna salada, la cual se encuentra seca. A esta situación se añade el hecho de que el clima de los Cucapá es semicálido muy seco, con escasas precipitaciones.
Fuera de la rivera de los ríos Colorado, el territorio presenta más del 90% de su superficie con un suelo de tipo litosoles y por tanto de afloramiento rocoso que junto con las condiciones del clima limitan el crecimiento de la vegetación. Las posibilidades del uso del suelo con fines agrícolas son prácticamente inexistentes.
En cuanto a la capacidad de uso pecuario, se encuentra catalogado como no apta, lo que debemos añadir que las posibilidades de explotación forestal son nulas por el clima. Encontramos como en este caso que nos acerca, la bisutería y artesanía se ha encontrado como alternativa para mejorar la situación económica, junto con el hecho de la creciente migración hacia los Estados Unidos con consecuencias claras como el disgregación familiar, la transformación de valores culturales y la pérdida progresiva de la lengua nativa.
Por tanto, la desfiguración de las condiciones ecológicas naturales, incluidas las del territorio, impide a los Cucapá llevar a cabo la apropiación de la naturaleza como hasta hace cuarenta o cincuenta años hacían.
Vemos como en muchos casos, estos indígenas dependen de otras autoridades para poder seguir viviendo. Dependen en el sentido de tener que seguir unas normas establecidas por unas entidades externas, y dependen también en el sentido de tener que estar excluidos a unas reservas donde los han enviado para que tengan un lugar para vivir.
"Resulta contradictorio que una Bendición como lo es el estar en una región biológicamente Importante y reconocida como área natural protegida, más bien inhiben el Crecimiento de un pueblo que por búsqueda de 3.000 años ha vívida en el lugar" (Alarcón-Chaires 2002:128 )
Estas reservas como ya he apuntado, son zonas que no son comparables con los territorios que han sido protegidos. No son comparables también porque no siguen ninguna norma que tenga que ver con los espacios protegidos. Se consideran zonas con leyes propias, y en el caso de Estados Unidos, son leyes que no son como las federales. Encontramos pues, como mientras se delimitan unas zonas para preservarlas, unas zonas donde la naturaleza se mira que sea lo mínimo transformada por el hombre posible, se construyen al mismo tiempo unas reservas que se envían a la población local pero sin intenciones de protección y preservación similar a las que se desarrollan con la naturaleza. Nadie los defiende ante injusticias y degradación.
Estos "intercambios" de territorios se basaron en el caso de los Estados Unidos por ejemplo, en tratados bilaterales entre el gobierno federal y los gobiernos de las naciones indígenas, aunque es bien conocido que estos tratados no se respetaron. Además de no ser respetados se desarrollaron diferentes acciones de presiones militares y políticas, compras y robos de tierras que fueron consiguiendo el desplazamiento de diferentes poblaciones indígenas de sus tierras ancestrales hacia reservas que no podían ni compararse con el territorio "conquistado". Se trataban y tratan de zonas mucho más pequeñas, con unas posibilidades de explotación mucho más reducidas, con mucha menos diversidad ecológica, y que para más inri, se fueron convirtiendo en zonas "fuera de ley", lo que conllevaba que, al no tener que cumplir las leyes federales, se fueron enviando basura, residuos tóxicos y radiactivos, y practicando varias explotaciones mineras, las cuales eran impensables en territorio federal. En contraposición encontramos como los Parques Naturales apenas se pueden hacer fotografías, observar, disfrutar del paisaje pero conservándolo sin actuar sobre él. (Mallarach 1995)
La consecuencia más básica que encontramos pues, es la de la decadencia física y espiritual a causa de la imposibilidad de los nativos a seguir con su estilo de vida tradicional. Una de las causas de su decadencia que se vería remontada al hecho de que la religión es algo muy importante a sus formas de vida, y ésta se encontraba en directa relación con el entorno y la naturaleza de los que se vieron desprovistos.
Aparte de las implicaciones que afectan a los propios indígenas en tanto la condición de expulsados de su territorio, también debemos tener en cuenta que esta expulsión se desarrolla en un marco que ya hemos apuntado que da a entender que estos protagonistas que han estado en ese territorio desde siempre, no se encuentran con las condiciones adecuadas para poder seguir viviendo allí. Condiciones que se relacionan con conocimientos y formas de apropiación de la naturaleza y por lo tanto, se trata de una desvalorización de las prácticas tradicionales que estas personas desarrollaban en su territorio. Se piensa que se deben hacer fuera para poder preservarse la zona, evitando la mínima transformación humana, y más aún si viene de la mano de los que han sido habitando la zona desde hace años. Lo que no se tiene en cuenta en muchos casos es que varios estudios han demostrado cómo los aliados en la conservación de la naturaleza son en muchos casos los grupos indígenas, ya que llevan a cabo una apropiación de la naturaleza de manera sustentable, lo que ha comportado la existencia de la especie y grupo cultural por cientos de años. Ellos poseen un conjunto de principios ecológicos que combinan con un sistema social y reglas económicas, que permiten un equilibrio entre naturaleza y demandas sociales. Y es que para los indígenas, la naturaleza contiene un carácter sagrado e inalienable, ya que de ella sacan la alimentación y aglutina la cultura. Así, esta forma de apropiación de la naturaleza que la respeta, es más adecuada que no el conservadurismo que parece que encuentre un estorbo a presencia de etnias y sociedad dentro de las áreas naturales protegidas. (Alarcón-Chaires 2002).
Podemos ver como en muchos casos, la apropiación de los indígenas de la naturaleza y la forma de "controlarla" y acercarse ha sido más positiva que muchos proyectos que han supuesto "abandono" de la naturaleza como algo que no debe transformarse para preservar su talante.
"El modelo de parque natural se basa en un Planteamiento civilizacionista que menosprecia los valores de las culturas primitivas que han estado utilizando los recursos naturales de forma sostenida y, a menuda, Mucho más inteligente de lo que muchos están dispuestoen a admitir" (Mallarach 1995 : 26)
Algunos ejemplos de la necesidad que cruzan los locales de las zonas sobre el manejo de los territorios lo encontramos con los ejemplos famosos de "tala y quema" que practicaban muchos indígenas, como por
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Tala y quema |
ejemplo los Machiguenga, que ayuda a más de sacar beneficio de la naturaleza a cuidarlo y no hacerlo perder, y que recupere nutrientes (Johnson 2005) o el caso por ejemplo de los! Kung del desierto del Kalahari, que han demostrado importantes estrategias teniendo en cuenta la forma de vida económica elemental que presentan, y que dejan claro que no se trata de una simple forma de subsistencia sin más explicaciones (Richard B. Lee 1981) o las formas de apropiación de la naturaleza en las sociedades andinas con los pisos ecológicos para sacar el máximo provecho. (Murra 2009). Son bien conocidas las diferentes respuestas adaptativas que han ido desarrollando las personas autóctonas a partir de diferentes presiones ambientales para subsistir con los recursos que ofrece la naturaleza a partir de su tratamiento (Moran 1993)
Otro ejemplo lo encontramos en el caso de los Shammar con sus estrategias de aprovechamiento de la tierra, aunque la dificultad existente en la zona donde se encuentran. Aprovechamiento que gestionan a partir de la división en cinco periodos del año en relación con las diversas maneras de relacionarse con el medio. (Fabietti 1985).
Estos diversos ejemplos nos aproximan a una visión que nos demuestra que estos grupos tienen valiosos conocimientos que en la medida de lo posible se deberían tener en cuenta a la hora de buscar las diferentes posibilidades de acercarse a la naturaleza. Y es que es lógico que los propios personajes que han estado tanto tiempo en el territorio, tengan conocimientos que las entidades exteriores no tengan. No se trata de que no aparezcan estas entidades, sino de tratar de construir las realidades sobre la naturaleza y su preservación de manera conjunta. La antropología por tanto, podría o debería colaborar para "abrir diálogos hacia un control medioambiental basado en la participación, la diversidad y la restitución ante la exclusión, la homogeneización y la apropiación". (Santamarina 2009)
Como hemos visto, las aportaciones de los indígenas son y pueden ser muy valiosas y es por ello que se debe recalcar la importancia de tener en cuenta y evitar así que en muchos casos, el hecho de pensar que la vegetación es autorregulable naturalmente provoque el abandono de los ecosistemas, los cuales habían sido regulados por los indígenas. Y evitar que los ecosistemas en sí se vean mermados y empeorados, como fue el caso que nos acerca Mallarach, donde muchas especies se fueron extinguiendo o entrando en proceso preocupante debido a obras de drenaje para ganar tierras cultivables y con el fin de abastecer de agua potable a la urbanización de Miami Beach por ejemplo, la que se encontraba en un aumento demográfico importante. Este no sería uan consecuencia sólo de no tener en cuenta los conocimientos indígenas, sino de todo el proceso en general que no dio cuenta de las necesidades y problemas que podían desarrollarse en el proyecto ya las que se fueron encontrando con el paso del tiempo y el crecimiento demográfico en las proximidades. Lo que podemos tener claro pero es que:
"Ignorar a los indios no solo FUE acero mala historia, sino que también FUE acero mala ecología" (Chase, 1986 citado por Mallarach 1995:30)
Sería pues necesario contar con la colaboración de los grupos indígenas que vivan en la zona, pero se ha encontrado un distanciamiento entre la Reserva y los indígenas en muchos casos, debido a no contar con estos actores sociales para la constitución y mantenimiento de la Reserva. Y es que no es una cuestión que sólo afecte en el caso de los indígenas. Encontramos como la relación entre los locales y el territorio ha sido muy cuestionada por las entidades externas que han querido preservar las zonas. No se ha tenido en cuenta, que muchas das las actuaciones que se estaban desarrollando eran además de para aprovechar y sacar recursos de la naturaleza, era también necesario para la continuación de las formas de la naturaleza existentes. Debemos tener en cuenta que hay gran diversidad de paisaje y naturaleza que participa de la acción humana y que en realidad, la necesita para estar como se encuentra en la actualidad.
Un claro ejemplo son las encinas, los cuales necesitan de la actividad humana y que por tanto, podemos afirmar que no habría encina sin manejo, y los paisajes en muchas ocasiones son, ante todo, culturales. (Hernández 2008)
Por lo tanto se puede ver como una de las maneras de solucionar conflictos derivados de estas dinámicas separatistas, sería el hecho de dejar de separar los indígenas de sus tierras para preservarlas a través de los Parques Nacionales y mirar pues de seguir el modelo que se sigue en muchos países (o se seguían) de devolver sus tierras a los indígenas y permitir que "exploten" y se apropien de la naturaleza con sus formas tradicionales y sostenibles. Uno de los ejemplos que explica Mallarach (1995) es el de los Yanomami que en 1992 vana conseguir que los Estados de Venezuela y Brasil reconocieron sus territorios en la selva amazónica para seguir con su modelo de vida, aunque he de decir que en la actualidad ya no es así. A partir de la revista Survival he podido ver como los Yanomami se encuentran en una situación extrema en la que llevan años batallando por sus derechos. La minería, la ganadería y una nefasta atención sanitaria amenaza a los Yanomami. Viven invasiones criminales, ataques y diversas enfermedades provocadas en muchas ocasiones por buscador de oro que trabajan de manera ilegal en su tierra y que los transmiten enfermedades como la malaria, además de contaminar ríos y bosques con mercurio. También se encuentran en una situación de deforestación e invasión a la frontera de sus territorios. Además, se encuentran en un proceso actual en el que se está debatiendo un proyecto de ley que en caso de aprobarse, permitiría la minería a gran escala en territorios indígenas.
Hemos visto la importancia de los conocimiento de los indígenas y de sus formas de vida y apropiación de la naturaleza, pero también en relación ha introducido la cuestión del turismo atraído por los espacios protegidos. Se ha intentado que fuera un turismo ecológico, contrario al turismo de masas a fin de evitar contaminación y degradación del territorio. La realidad ha sido que en muchos casos, con el paso del tiempo se ha ido revalorizando estas zonas y por tanto, el número de personas con intenciones de visitarlas y irse a vivir cerca ha aumentado considerablemente. En este sentido podemos hablar de las consecuencias e implicaciones tanto en casos de los territorios donde habitaban indígenas como en las zonas donde había población local no indígena. Aquí es donde deberíamos preguntarnos sobre cuál es el papel que juegan tanto los indígenas como las comunidades locales en la obtención de beneficios sobre este turismo.
Como ya he apuntado, varía mucho del tipo de espacio protegido que se desarrolle y el contexto, pero la relación y participación de estos agentes en la construcción y legitimititzación de estos territorios tiene mucho que ver.
Se ha ido construyendo un discurso que en muchos casos demuestra que a medida que los locales han ido viendo mermando sus beneficios en tanto que han visto modificadas sus formas de apropiación de la naturaleza, por los límites establecidos con la protección de territorios, otros se han ido enriqueciendo y sacando beneficio de la situación. Así muchos casos se han dado de que mientras los propios locales debían quedar en una situación de anclaje, el resto, fuera de los límites iba progresando y desarrollándose en gran medida:
"El parque queda así como una isla, rodeada de urbanizaciones turísticas y de miles de hectáreas de invernaderos que hoy componen el denominación" mar de plásticos " (Valcuende, Quintero, Cortés 2012:37)
En todos casos vemos como a pesar de parecer que haya la oportunidad de sacar provecho de este nuevo turismo, al final acaban sacando beneficios empresas externas que se • instalan en la zona. En algunos casos podemos ver cómo es básicamente por la imposibilidad de los locales de buscar una vía para sacar beneficios, como podemos ver en el caso de los pescadores que Pascual, Batista y De la Cruz (2005) nos muestra en su texto, que no disponen de recursos para desarrollar actividades turísticas aunque lo deseen. Ellos en este caso, se encuentran con que las embarcaciones que disponen para la actividad pesquera (que se ve limitada por la crisis y por las nuevas normas) no se les permite realizar actividades turísticas, a diferencia de lo que ocurre en otros países como Italia.
Se ve pues, como vienen empresas con recursos y montan actividades lucrativas que se llevan los beneficios, mientras los locales ven como están veían mermados sus beneficios a favor de la preservación de una zona que por muy bonita y digna de preservar que sea, no veían que les dé de comer que es lo que les importa. Encontramos aquí como la concepción de la naturaleza no es homogénea en su esencia, sino que puede ser plural en varios sentidos (Escobar 1999). Es entonces, pues podemos ver cómo se contradicen la legitimidad de la naturaleza, entre los que piensan que debe ser apropiada para las personas, en tanto que sirve para dar sustento, aunque pueda ser de forma sostenible, que son los propios locales, y los que apuestan por su preservación con la mínima transformación humana, que son los biólogos y ambientalistas. Así, el turismo que podría ser la medida que haría que todos estuvieran contentos, que pudieran sacar provecho de las perdidas ocasiones por el hecho de proteger unas zonas antes explotadas, se ve cómo cae en un saco roto en muchas ocasiones.
Y es que este hecho viene relacionado con lo que hablábamos de los indígenas y su peso en las medidas producidas en los espacios protegidos, y cuán necesario era contar con ellos.
Sería conveniente que el estudio, la gestión de los procesos económicos y sociales, y el diseño de las instituciones encargadas de los espacios a preservar, se produzca en base a tener en cuenta a la población local además del Estado y los mercados, y tenerlos en cuenta no en términos informativos, sino plenamente participativos. Se ha demostrado, como el hecho de hacerlo inclusivo y participativo ha ayudado a su mejor funcionamiento y desarrollo. Así pues, la mayoría de las veces se ve como la población y los agentes protagonistas se encuentran en consonancia con tomar medidas, el problema está en cuando no se cuentan con ellos en esta declaración, gestión y diseño, lo que provoca diferentes conflictos debido choques entre diferentes perspectivas los diferentes impactos que provoca en las personas, y consecuencias que no han sido valoradas en el plan de gestión. (Pascual; Batista; De la Cruz, 2005, Coca 2011, Alarcón-Chaires 2012, Hernández 2008)
Hay diferentes conflictos, entre ellos el más básico es el de sentirse inferior en el sentido de creer que el trato de ignorante, aquí encontramos el mayor problema, el no tener en cuenta y no garantizar la presencia de las perspectivas locales. La gente se empieza a preguntar que por qué tienen que pedir permiso para hacer ninguna modificación, como si de ignorantes se tratasen, debiendo consultar a las autoridades ambientales. Se pretende un conservación sin intervención humana pero para hacer un discurso para conseguir turismo y uso recreativo y residencial. Pero hay que tener en cuenta, que para desarrollar una patrimonialización buena, hay que sensibilizar y valorar a las poblaciones implicadas para garantizar su continuidad. (Valcuende, Quintero y Cortés 2011)
Con esta vinculación se logra avanzar hacia un desarrollo sostenible. "Se trata no ya de la patrimonialización de la naturaleza, sino de una patrimonialización de territorio" (HERNÁNDEZ 2008:94). Así, mientras que la conservación del patrimonio natural veía molestias en el desarrollo de las actividades tradicionales, la promoción del territorio a través de su patrimonio cultural y natural incide positivamente en algunos sectores sin ver estorbos y se ve como los fines de protección de la naturaleza pueden ser compatible con el desarrollo. Nace una vinculación entre la conservación y el desarrollo, con el fomento del uso público y de determinadas actividades socioeconómicas tradicionales y otras nuevas. Igualmente, es necesario ver lo que implicaría ser sostenible. Analizar si realmente es algo que sólo se puede desarrollar con la ayuda de las entidades externas o realmente las poblaciones locales han podido estar desarrollando prácticas que ya lo eran de sostenibles? Esta cuestión entraría en relación con el informe Brundtland el que ha sido muchas veces criticado por simplificar los conceptos vez de construirlos. (Alier 1992) Con la vinculación de la que hablamos se ve como avanza un paso contra estas teorías que culpabilizan a los más desfavorecidos de la degradación, a la que parece que en muchos casos se culpaba a las poblaciones locales tratando de apartarlas del territorio y su gestión.
De todos modos, no significa que los problemas acaben, ya que muchos de estos usos acaban siendo todo menos sostenibles, por el hecho de convertirse en zonas de turismo masificado que en muchos casos ocasiona construcciones de segundas residencias, presiones sobre las estructuras de construcciones tradicionales. Y por el hecho, de construir las zonas turísticas como zonas donde se resalta el ideal de naturaleza, separado pues, de la realidad sobre la percepción y apropiación locales tradicionales, como pasaban en los ejemplos de los territorios protegidos en contraposición de las reservas donde se enviaban a los indígenas. Esta es una consecuencia que parece irremediable en la concepción occidental que se tiene en tanto la dualidad y dicotomía naturaleza-cultura (Descola 1996). Al contrario de lo que Rappaport propone como la naturaleza y la cultura no son seres autónomos, sino dos unidades que trabajarían de forma conjunta, al igual que abogan muchos indígenas. (Rappaport 1985), dejando claro que la naturaleza es una construcción social también y que por tanto, es cada sociedad la que construye su visión. Siendo la categoría de naturaleza una convención social fruto de un proceso histórico y dependiente de la relación que los humanos mantienen con su entorno (Gudynas 2010).
Estas relaciones entre los locales, indígenas y las entidades externas, crean una separación en los discursos entre "los de dentro" y "los de fuera". En este sentido a veces es interesante encontrar como los propios personajes no saben en qué grupo pertenecen realmente. Este es un ejemplo que podemos encontrar si analizamos la cacería en Parques naturales como puede ser en el Parque Nacional Los Alcornocales. En este contexto, la caza es vista como herramienta de gestión del medio, la cual se apoyada por las autoridades ambientales, y por otra parte, como actividad recreativa, de ocio y turística (turismo cinegético).
Encontramos pero dos gran formas de caza. Las que se practican en fincas privadas, y las que se desarrollan en asociaciones locales. Estas nos ayudan a ejemplificar el discurso sobre la construcción de unos hacia la realidad de los "otros".
En las fincas privadas la caza pasa por el desarrollo de eventos sociales a los que acude un grupo selecto de individuos que normalmente se encuentran en relación a una élite política y empresarial, que se relacionan en un espacio determinado alrededor del evento organizado . Es por tanto objeto la afición a la caza pero también el reforzamiento de la extensión de redes sociales.
La caza en montes públicos puede estar organizada a través de subastas de lugares para la realización a veces de batidas de gestión, o bien a través de asociaciones de caza locales que se apropian del aprovechamiento cinegético de los montes públicos por unos precios más populares. Las características de estos tipos son importantes, en tanto que sólo se aceptan socios de los propios municipios, dando más relevancia a los locales y por tanto dando preferencia al uso ancestral de los mismos sobre sus recursos. En este caso, la caza es más entendida como una práctica deportiva. Se destaca esta accesibilidad igualitaria a los recursos aunque también se ve como no todos los miembros son de la localidad o alguno incluso se censan sólo para poder acceder a las asociaciones. También se debe tener en cuenta la barrera económica, y es que en algunos casos se paga alrededor de unos 800 euros al año de cuota.
La realidad que vemos es que "las actividades que realizan las persones durante sus
Viajes o estancias en lugares distintos al de su entorno habitual por un
periodo de tiempo consecutivo inferior a un año con fines de ocio, negocio u
otros motivos" (COCA 2011 195) Esta es la definición que la Organización Mundial del Turismo en cuanto lo que es ser turista. Vemos pues, como si seguimos esta definición como nos dices Coca, encontramos como a las asociaciones locales también encontramos turistas cinegéticos, en tanto que son de fuera del contexto territorial, al igual que aquellos que compran un lugar, los que sacan provecho de una zona usufructuada y todo aquel que no sea perteneciente a ese territorio. Pero lo que se observa, es que para los propios actores, tildarlos de turistas es poco menos que un insulto. Ellos relacionan los turistas con aquellos que no tienen suficientes conocimientos sobre la caza, aquellos que no están tan familiarizados y los que no gozan de una caza real, de la caza por acercamiento por su peligrosidad y dificultad.
Serían las personas que practican una caza cómoda en tanto que facilitada en todos sentidos para su reproducción (Torta 2011).
De esta manera vemos como en los otros casos, los locales ven que sus conocimientos son muy válidos y necesarios y construyen su validez a partir de la invalidación de los "de fuera" de los "otros" que no cuentan con ellos. (Hernández 2008, Valcuende, Quintero y Cortés 2011)
Por lo tanto, vemos como la construcción de dualidades entre unos y otros provocan diferentes discursos los que marcan derechos y restricciones:
• Quién sabe y no sabe
• Los que tienen derecho sobre el territorio y los que no
• Los que son de la comunidad y los de fuera
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